En el Ford de Vivaldi
Arreglar ese motor llevó tiempo –
dijiste, pero al encenderlo la maquinaria sonó, tan estable como un allegro de
Vivaldi.
Yo no escribo tan bien este
poema, pero a través del ruido de los años, si hay una falla, aprendo de ese
instante en el que el ´ford destartalado volvió a la vida sopesando los pinos
del camino.
Ahora es otro el movimiento de
las manos y de los labios en la copa de vino.
Son comunes los días y la
tristeza, y a veces la melancolía es casi un país en el reino de los vivos.