“Son como niños de pecho, no
saben nada de estas tierras”, escribió el gerente inglés de una empresa que
acumuló un millón de hectáreas regaladas por el gobierno en la Patagonia. Otro
gerente inglés dijo: “Hay que distribuir un poco de aceite de palma y se
conseguirá el negocio”. Aceite de palma: es decir, coimas.
Al recorrer este libro, aparecen
otras propiedades que la Argentine Southern
Land (la “Compañía”) tuvo en nuestro país, que quizás otros han heredado hasta
hoy: propiedad sobre las leyes, sobre quienes las aplican, sobre quienes
administran la República …
y sobre los intelectuales que proveen justificaciones para la explotación.
Ramón Minieri sigue el hilo de la
historia de esta empresa en paralelo con la historia nacional y territorial. La
enajenación de enormes territorios, aparejada con la enajenación de
mentalidades, conductas e instituciones en nuestro país, gravita aún hoy como
factor distorsivo de nuestra vida política y social.
Mientras permanezcamos ajenos al
conocimiento de este expolio, seguiremos siendo una República y una nación
apenas más que nominales.